“Está claro que se trata de una equivocación”, declaró Elena Tsemberis, una de las jóvenes neoyorquinas, al diario The New York Times.
Durante toda su vida, los debates presidenciales han estado moderado
por hombres periodistas, todos veteranos de la televisión norteamericana
y todos blancos. La presentadora afroamericana Gwen Ifill presentó los dos debates que enfrentaron en 2004 y 2008 a los candidatos a la vicepresidencia. Pero desde 1992, ninguna mujer ha tenido la ocasión de preguntar directamente a los aspirantes a la Casa Blanca. En el otro lado de la balanza, sin embargo, está Jim Lehrer, encargado de moderar 11 encuentros, entre ellos, los tres que enfrentaron a Al Gore y George Bush en 2000.
La Comisión de Debates Presidenciales, encargada de nombrar a los moderadores, confirmó que Candy Crowley, una veterana periodista de CNN
era la elegida para terminar con dos décadas de protagonismo masculino.
No han explicado si su elección se debe a la campaña de firmas o es
casualidad. Tampoco se sabe si la Comisión ha propuesto el cargo a otras
periodistas en debates anteriores pero fueron vetadas por una de las
campañas de los candidatos -o ambas- ya que éstas deben ratificar los
nombres de los moderadores. Este factor, también ha podido contribuir a
que los candidatos fueran preguntados por hombres con cuyos rostros están familiarizados tanto los espectadores como ellos. Porque les ven cada noche en televisión. Porque son quienes les cuentan las noticias.
“Como alguien que se siente afortunada cada día por vivir en un país
donde la libertad de prensa, la libertad de expresión y las elecciones
democráticas son un modo de vida, me siento sorprendida, impresionada e ilusionada por moderar un debate presidencial en 2012”, dijo Crowley en un comunicado a través de la cadena CNN. La otra afortunada será la profesional de ABC Martha Raddatz, encargada de moderar el debate de los vicepresidentes. Por primera vez, dos hombres -repetirán Jim Lehrer y Bob Schieffer-
y dos mujeres se repartirán los cuatro encuentros entre los candidatos,
que se celebrarán entre el 3 y el 22 de octubre en cuatro ciudades
diferentes.
Y ambas, especialmente Crowley, prometen no dejar ninguna pregunta en
el tintero e insistir si uno de los candidatos se escabulle. Con esa
insistencia han labrado su carrera tanto delante de la cámara como en
Washington, donde han cubierto la actualidad política durante largo
tiempo -Raddatz también es autora de un libro sobre la guerra en Irak y
ha sido enviada especial a diversos conflictos para ABC- y han acumulado
las credenciales que han garantizado a otros periodistas su plaza en un
debate.
“Las jóvenes de New Jersey están diciendo lo que las mujeres con más poder en televisión pocas veces pronuncian en alto
-que en los telediarios todavía se trata a los hombres como si tuvieran
más autoridad que las mujeres”, escribió Jodi Kantor en el Times.
La periodista afirmó además que la falta de igualdad de trato con
respecto a otros profesionales “es un secreto a voces” entre las
presentadoras de televisión y que algunas de ellas se negaron a hacer
declaraciones sobre el tema por miedo a que pareciera que estaban
promocionando su imagen.
La Comisión ha reconocido la experiencia de los periodistas elegidos
en esta ocasión y destaca que espera que el público “aprenda más de los
candidatos gracias a ellos”. Un factor que se convierte en una
responsabilidad añadida para las dos periodistas. Se espera que
garanticen que los candidatos hablen de economía, política exterior o
seguridad nacional, y también que respondan a alguna pregunta
relacionada con las mujeres. Su voto es uno de los más codiciados -y
divididos- en estas elecciones y sus derechos han sido algunos de los
más cuestionados durante la última legislatura. Desde las leyes que
limitan el derecho al aborto en numerosos Estados hasta la iniciativa
del Gobierno para exigir que las aseguradoras cubran el precio de los
anticonceptivos, varias iniciativas legales han puesto a las mujeres en
el centro de la actualidad y, a veces, también en el centro de la campaña.
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